Las competencias digitales, ¿moda o necesidad?

Hace unos meses en una de mis formación me encontré con una persona que presentaba auténtica aversión a todo lo relacionado con los temas digitales: no solo no tenía perfil en ninguna red social, sino que además se mostraba especialmente vehemente a la posibilidad de tenerlo tanto ahora como en un futuro.

Esta situación podría haber sido una simple anécdota si no fuese porque la persona se dedica a la gestión de personas y resulta inconcebible, por mucho que a uno no le gusten las redes sociales, que realmente puedas llegar a realizar tu trabajo de una forma eficaz sin tener en cuenta la importancia que las redes sociales tienen hoy en día.

Es más, hace un tiempo un estudio del MIT mencionaba que los analfabetos del futuro, o más bien del presente, serán precisamente aquellas personas que decidan darle la espalda a todo lo que implique aspectos digitales, ya sea en forma de conocimiento pero especialmente las competencias digitales.

Las competencias digitales: las habilidades del presente

Que las redes sociales han supuesto una revolución en muchos ámbitos de nuestra vida es una verdad como un templo.

Hoy resulta más que habitual que nuestro día a día esté salpicado de palabras cuya existencia desconocíamos hasta hacer unos pocos años, como es el caso de hashtags, retuits, trending topic

Sin embargo, el hecho de que estas palabras hayan invadido nuestro lenguaje y se hayan instalado cómodamente en nuestras vidas, no implica que tengamos las habilidades necesarias como para poder manejarnos de forma efectiva por la red.

Resulta realmente preocupante el elevadísimo número de personas que prácticamente no interactúan en la red, o bien por desconocimiento de las posibilidades que ésta ofrece o, por la falta de competencias digitales para poder hacerlo de una forma útil.

Estar en la red no significa abrirse el perfil de turno en una red social para colgar fotos e intercambiar cuatro mensajes esporádicos con un grupo de amigos.

Estar en la red implica desenvolverse en ella para interactuar, aprender y compartir información.

En definitiva, se trata de exprimirla y aprovechar todos los recursos.

No se trata de una moda pasajera.

Estamos hablando de que el futuro, tanto para la búsqueda de empleo, como para el desarrollo profesional y la formación pasa por tener desarrolladas ciertas competencias digitales que nos permitirán optar a un puesto de trabajo o mejorar nuestros conocimientos.

Las 5 competencias digitales que todo profesional debería trabajar

Todo profesional de hoy en día debe desarrollar una serie de habilidades 2.0 que le permitan afrontar con garantías el nuevo entorno laboral que hoy en día tenemos, a continuación detallo cada una de ellas.

Capacidad para detectar y filtrar información:

La cantidad de información que existe en la red es ingente.

Una de las grandes dificultades y riesgos que existe hoy en día es la infoxicación, entendida como la intoxicación por el exceso de información.

Para ello es vital poder tener juicio crítico para determinar aquella información que nos interesa o que es relevante para nuestros objetivos profesionales.

Capacidad para establecer una red de contactos que sea coherente con nuestros intereses:

No se trata de tener contactos por tener, sino de que éstos sean relevantes para nuestros objetivos profesionales, que sean personas de las que podamos aprender o que nos puedan aportar contenido interesante.

Desafortunadamente tendemos a coleccionar contactos como quien acumula cromos.

En el fondo estamos hablando de personas y éstas no se pueden coleccionar.

Valoremos su individualidad.

Capacidad para interactuar con nuestra red de contactos y establecer lazos que puedan transformarse en colaboraciones, proyectos, acuerdos, oportunidades…

Y no sólo hablamos de crear una red cuanto más grande mejor, sino de interactuar con nuestros contactos.

¿De qué sirve tener por miles de contactos si en el momento en el que necesitamos recurrir a alguien de nuestra red, ni siquiera hemos intercambiado un mensaje con él?. O no conocemos su perfil, sus intereses, motivaciones con lo que difícilmente podremos abordarle para pedirle algo.

Tampoco es tan diferente este tema del 1.0.

A nadie se le pasa por la cabeza abordar a una persona por la calle por el simple hecho de que nos hayamos cruzado con él tres veces, o porque vive en nuestro barrio y pedirle trabajo o una recomendación profesional.

En ese sentido, el mundo 2.0 se rige por las mismas reglas no escritas de prudencia y coherencia que aplicamos en el día a día.

Capacidad para dirigir nuestro propio aprendizaje y formación:

competencias digitales

Photo credit: Freepik

Una de las grandes apariciones, gracias a la red, han sido los MOOC (Massive Open Online Course), cursos que se imparten de forma online por parte de centros y universidades donde podemos actualizar y ampliar nuestros conocimientos.

La responsabilidad de estar actualizados y formados cada vez más recaerá de forma unilateral en el profesional. La posibilidad de acceder a conocimientos e información es prácticamente ilimitada y muy flexible lo que nos permite establecer nuestro propio EPA (Entorno Personal de Aprendizaje).

Gracias a ello podremos fijar nuestros propios objetivos de aprendizaje, decidir qué contenidos queremos aprender y cómo queremos hacerlo así como interactuar con miembros de comunidades afines a nuestros intereses.

 

 

Capacidad para generar conversaciones en la red y aportar contenido de calidad:

Dentro de la red tenemos dos formas de estar: como consumidores de contenido o meros espectadores, o como aportadores y, por lo tanto generadores de conversaciones en red.

Que duda cabe que aquellos profesionales que sean generadores de conversaciones en la red estarán mejor situados que aquellos otros que se limitan a consumir contenidos sin participar ni aportar.

Se trata de que nuestra huella digital sea visible, tanto para posibles reclutadores, si estás en búsqueda activa de empleo, como para futuras
colaboraciones o proyectos que puedan surgir.

Y es justamente en este punto donde los reclutadores necesitaremos empezar por poner en práctica y usar estas competencias, ya que difícilmente seremos capaces de evaluarlas si ni siquiera las conocemos o las usamos.

Las competencias digitales están dejando de ser una moda para convertirse en las competencias claves de los nuevos profesionales 2.0.

Isabel Iglesias
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isabel.iglesias

Nací un solsticio de invierno en una de las mejores décadas del siglo pasado: los 70. Tuve la gran fortuna de pasar una gran parte de mi infancia en Las Palmas de Gran Canaria, al que tengo que agradecerle mi amor por el mar, el sol y la arena. Según cuentan los que me conocían, ya desde pequeña demostré un sentido elevado de la justicia y, como no podía ser de otra manera, acabé estudiando Derecho en la Universidad Autónoma de Madrid. Sin embargo, y como suele ser habitual, la vida no suele ser como esperábamos y al poco de empezar Derecho tuve claro que jamás ejercería la abogacía. Aquello me hizo replantearme qué quería hacer que pudiese estar conectado con el derecho y las personas. Fue casi acabando la carrera cuando descubrí el derecho del trabajo y la conexión con Recursos Humanos.

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